Que fueron miles

Trece fueron las rosas 
cuyas espinas quedaron 
clavadas en el corazón 
convulso, violento, maldito
de aquella Benemérita.

Trece fueron, hermosas,
las que desarmaron
la injusticia del ladrón 
(el diminuto cabrito)
de una república emérita.
 
Cuarenta años de terror
y otros cuarenta de nada.
Para romper ese vicio
habrá que tener amor,
valor, persistencia, juicio.

¡Fuera toda violencia;
que siempre castiga al pobre!
Démosles con las letras
de nuestras canciones, 
con la exacta contundencia 
de la Razón. 

No más aviones sobre Gernika. 
Nunca más un cara al sol. 
Nunca obreros a la sombra,
y nunca más trece rosas
que fueron miles.

No más reyes si no abdican.
Siempre el catorce, en abriles.
Y a la clase obrera alfombra
para que sobren las losas
y no haya seres humanos
en más rediles.

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